«Un anciano padre jesuita francés vino con sus hermanos de religión a refugiarse en nuestro país, expulsados por las leyes de la República Francesa. El más que septuagenario Padre José María Bascourret, comenzó a resucitar la infantil asociación de la "Santa Infancia" y logró implantarla entre los seminaristas y en algunas familias. Trasladado, hacia el año 1901, a la Residencia que los Padres franceses tenían en Vitoria, reanudó su labor extendiéndola con lentitud pero con eficacia. Más tarde, fue el Celador de la Obra en Vitoria el padre Adeodato Durand quien tomó con empeño la tarea de intensificar la propaganda y reorganización de la Santa Infancia. Vitoria se convirtió así en el clarín de batalla en pro de la infancia desventurada, gracias a esta Obra querida y bienamada. Vitoria tiene encanto de niño y aromas de maternidad, que se extienden con sonrisa inefable a través del mundo entero». (Fuente: Revista "Vida Vasca" - año 1952)
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