Bares y Cafés de antaño

      Café Casa de Quico - 1914                                  Café El Imparcial - 1912                                          Café Bar Suizo - 1956

      Café Gau-Txori - 1927                                             Café Moderno - 1930                                                 Restaurante Garmendia - 1930

     Café Círculo Republicano - 1932                   Café de la Paz - 1877                                                 Bar Deportivo - 1957

     Bar Casa Felipe - 1958                                            Bar El Paraíso - 1922                                                  Restaurante Dos Hermanas - 1956

     Bar Hungaria - 1960                                                  Rest. Mesón Nacional - 1954                             Bar Oquendo - 1958

     Bar Derbys - 1958                                                       Café Bar Iruña - 1974                                                 Bar El 7 - 1960

     Café Universal - 1922                                               Restaurante La Andresa - 1950                       Cafetería Acuario - 1961

    Restaurante La Antonia - 1958                         Bar Oasis - 1959                                                             Bar Simón - 1969

    Bar Tropical - 1960                                                      Cafetería Casablanca - 1959                                Restaurante La Bilbaina - 1960

    Cafetería Nápoli - 1963                                           Bar Tolo - 1965                                                                Restaurante Albéniz - 1980

CAFÉ LA CASA BLANCA - CAFÉ CASA DE QUICO
Existe un plano del arquitecto Manuel Ángel de Chávarri de la zona donde había de habilitarse el futuro parque de la Florida. El plano es de 1820 y en él puede verse entre otras cosas la actual calle del Prado, que era entonces el Camino de Castilla. Ahí tenemos señalizada la Casa Blanca, junto al primitivo frontón de la ciudad que fue demolido poco después de 1820. Ladislao de Velasco, en su obra Memorias del Vitoria de antaño escribió: «donde hoy la calle del Prado punto de reunión de la high life vitoriana y en cuyo promedio en una célebre casita llamada la Casa Blanca… entre café y casino de aquellos días, se servía café, leche y limón helado, huevos fritos y chapurrado. Y al frente del establecimiento Quico, el veterano de los cafeteros, padre y abuelo de los que han continuado la profesión en la familia». La continuación de la Casa Blanca estuvo a pocos metros, en la plaza de la Unión, hoy General Loma, en Casa Quico, desaparecida ya hace bastantes años.

CAFÉ DEL TEATRO
Se inauguró el 24 de noviembre de 1822. Estaba en la segunda planta del edificio que, reedificado, albergó la sucursal del Banco de España. El café daba a los balcones de la primera planta. A lo largo de los años el establecimiento se arrendaba a diferentes industriales, aunque destaca uno, de origen italiano y miembro de una de las familias que introdujo en Vitoria el concepto europeo de ‘café’. Se trata de Celestino Brun, que también regentaba el Café de la Paz que veremos a continuación. Desde 1850 hasta el incendio de 1914, el café pasó a ser salón de descanso. Todos estos datos y muchos más están recogidos en la obra Los teatros y cines de Vitoria: arquitectura para el espectáculo, de Juan Carlos Centeno Alba.


CAFÉ DE LA PAZ
Se hallaba en la Plaza Nueva, número 27, de la época. Allá por 1835 lo regentaba el mencionado Celestino Brun, quizás el primer empresario hostelero de Vitoria, según el concepto actual del término. En 1879 lo gestionaba su descendiente Venancio Brun. M. G. Denia publicó un artículo en el Seminario Pintoresco Español en 1839 en el que decía: «En los porches de la plaza nueva hay cuatro cafés entre los que descuella el de la Paz por su aseo y buen servicio y al que sólo le falta la asistencia del bello sexo, pues en esta ciudad tienen las señoras el capricho de no entrar en ellos».
Ni que decir tiene que con los años las damas fueron frecuentando no sólo este local sino muchos otros. Había baile tres veces por semana y frecuentes actuaciones de orquestinas. También acudía a este café el estamento militar, tan abundante en el Vitoria de la época.
Tras haber tenido mucho que ver en la fundación del Círculo Vitoriano y del Casino Artista Vitoriano, cerró sus puertas en 1886, con la inauguración del Casino de Vitoria.

CAFÉ DEL INSTITUTO
Fue fotografiado en 1867 y se ubicaba en el edificio que hacía chaflán con la calle Prado y con la del Instituto (Becerro de Bengoa). Sobre la entrada se lee ‘Café y Villar’. Se trata del Café del Instituto, documentado en prensa, al menos, en 1879, en un anuncio del traspaso del propio café y que estuvo dirigido por Wenceslao Ríos.

CAFÉ MERCANTIL
Era más conocido como el Café de Goveo, en referencia a Antonio de Goveo. Este caballero comenzó a construir un edificio en 1878 donde años después estuvo el colegio San José, en la entonces calle del Mercado. La inauguración del establecimiento tuvo lugar en enero de 1880. Tenía amplios salones para bailes, banquetes y representaciones teatrales. Tras la dirección posterior de Venancio Calvo, el café pasó a ser gestionado por Francisco Valdecantos hasta 1908, cuando el inmueble fue comprado por los clérigos de San Viator para instalar el colegio que conocimos.

CAFÉ EL IMPARCIAL
Cuando Francisco Valdecantos dejó el café de Goveo, entre 1908 y 1909, abrió el Café Imparcial, mucho más céntrico que el Goveo, que tenía la pega de estar a desmano —siempre ha resultado curioso el sentido de las distancias en esta ciudad—. El local se situaba frente al Teatro, aunque en su planta baja comunicaba con la Plaza Nueva, número 5, de entonces, donde hoy se halla el establecimiento El Globo. Era un local dedicado a la hostelería desde muy
antiguo. Hacia 1878, dirigido por Manuela Suso, ya se había llamado Imparcial, aunque popularmente era conocido como ‘Café de Pacho’. Después, hacia 1900, estuvo regentado por Higinio Elejalde con el nombre de Café Europa.
Era un establecimiento que cerraba muy tarde y por eso acudían a última hora camareros y sirvientes de otros cafés. Incluso hacían reuniones de madrugada con el fin de crear un montepío de camareros. Sin duda, este café fue un ‘templo’ del trasnoche vitoriano de la época hasta su cierre, en agosto de 1919.

CAFÉ DE FRANCIA - CAFÉ CALDERÓN - CAFÉ SUIZO
La esquina Estación-Florida o Dato-Florida en la que hasta hace pocos años hemos conocido una ferretería, fue durante muchos años sede de hasta tres cafés.
Cuando el francés León Vivié dejó el cafetín que tenía en la calle del Juego de Pelota (calle Vicente Goikoetxea) donde además alquilaba las pelotas a los que iban a jugar al frontón que había adosado a su casa, instaló durante un tiempo en esta esquina el Café de Francia, en atención a su nacionalidad. Después lo regentó Joaquín Calderón, con el nombre de Café Calderón, que ya funcionaba en 1887. Su especialidad eran los sorbetes y helados.
Poco después se hizo cargo del Calderón una sociedad formada por Miguel López Vadillo, Manuel Cobo y Pedro Cobas. En1905 los dos primeros dejan el café y pasan a gestionar el Café Suizo de Matossi. Pedro Cobas se queda en el Calderón, que a partir del 18 de abril de 1905 se llamará Café Suizo Moderno, en contraposición al Café Suizo. Fue el primer café de Vitoria en amenizar a la clientela con música de gramófono, principalmente ópera. En 1914 se cerró el Suizo Moderno, antiguo Calderón y en su lugar se estableció el Banco Hispano.

CAFÉ SUIZO MODERNO (o MODERNO, para todos)
Pedro Cobas trasladó su café a la calle de la Estación, calle Dato, número 12, esquina con General Álava inaugurando el 25 de diciembre de 1914 y dándole un toque modernista muy acusado. Ya entonces se conocía al establecimiento no como Suizo Moderno sino como Moderno a secas. Pero como ha pasado en otras ocasiones, el local estaba destinado a ser banco, en este caso, Banco de Bilbao. Esto ocurrió en 1919 y el Moderno pasó a la calle General Álava, donde estuvo unos dos meses para hacer un nuevo traslado, esta vez a su sede definitiva en calle Dato, número 18, que abrió sus puertas el día uno de noviembre de 1919. Café elegante y distinguido, el Moderno cesó su actividad en 1946.

CAFÉ SUIZO
Clemente Olave, el del Café de Olave, precursor del Café Universal, donde hemos conocido durante tantos años el Banco de Vitoria, compró en 1864 una casa de labranza en el callejón del Arca cuando iba a trazarse la línea de edificación de lo que luego sería calle de la Estación.
Hizo construir una nueva casa y arrendó la planta baja a la prestigiosa firma cafetera Matossi y Cía., de origen suizo. De ahí el nombre del café, que ya funcionaba a mediados de 1876. En 1905 pasaron a dirigirlo Miguel López Vadillo y Manuel Cobo, como ya hemos mencionado antes. Luego fue Manuel Cobo en solitario y sus sucesores los que lo regentaron hasta su cierre, el 30 de septiembre de 1956. Fue sede de muchas sociedades, entre ellas, el Deportivo Alavés, Empresa Popular de Corridas de toros, Unión Sportiva Alavesa, Club Alpino Alavés, etc.

CAFÉ UNIVERSAL
En la casa de la calle Postas esquina con el callejón del Arca, la actual calle Dato, tenía Clemente Olave su casa, en la que había instalado una café, el café de Olave, que ya funcionaba en 1844.
Al trasladarse, como ya hemos dicho antes, a su nueva casa en la calle de la Estación, cesó el café de Olave y nació el Universal, local caracterizado por su elegancia y refinamiento.
Que se sepa, estuvo regentado por un tal Jesús Rodríguez, industrial cafetero venido de Logroño, por Tomás Zannetti y más tarde por Eduardo Mengotti, ambos en representación de la compañía suiza Zannetti y Zala, que estuvo al frente del negocio, al menos, desde 1879 hasta 1908. En este último año se hizo cargo del café Bernardino Ochoa, un riojano alavés músico, pianista, comerciante de instrumentos musicales, hostelero, como decimos, y que incluso se atrevía a hacer predicciones meteorológicas basándose en sus observaciones celestes que eran publicadas en el periódico La Libertad.
El Universal abandonó su tradicional ubicación el seis de marzo de 1917 y se trasladó a la calle del Arca, a la ‘plazuela del Quintanilla’ como le llamaban los vitorianos de la época. Bernardino Ochoa dejó el negocio en 1920. Tomó el relevo en 1921 Jesús Rama y ya en 1922 aparece Gregorio Bayo que es quien en un principio tuvo la idea de hacer dos establecimientos contiguos pero separados: el Café Universal y el Bar Iruña. Al final todo se quedó en Café Iruña y luego, en sus últimos tiempos, Café Bar Iruña.

CAFÉ IRUÑA
El tres de agosto de 1922 se inauguró el nuevo Café Iruña, sucesor del Universal. Allí, en un reservado, tenía ya en 1924 su sede el Deportivo Alavés. Este local también tuvo mucha relación con la tauromaquia. Así, en los años cincuenta fue sede de la Peña Taurina Vitoriana.
Llegó a tener un buen equipo de fútbol de nivel local, el Iruña, que en aquel entonces rivalizaba con el VESA. Cabe decir que los entrenadores del Iruña eran Tano y Mariete, tan relacionados con el Deportivo Alavés. Fue la época en que el café bar (ya se le llamaba también bar), era dirigido por el popular vitoriano Leandro Uriarte, que atendió el establecimiento durante muchos años junto a los camareros Isidro y “Farnesio”. Se caracterizó por ser lugar frecuentado por clientes de todos los estamentos sociales. Sin duda fue la última referencia de los antiguos cafés en Vitoria. El 19 de mayo de 1974 se cerró el Iruña y el viejo edificio que lo acogía, con fachada del arquitecto Martín de Saracíbar, fue demolida en mayo de 1975 junto a otros edificios de esa acera de la calle del Arca. Calle ésta que sufrió una profunda transformación.

CAFÉ BAR SIMÓN
En la esquina Fueros-Florida. Aparece documentado ya en 1897. El nombre proviene de su primer dueño, Simón Hernández Lasa. También estuvo al frente del negocio muchos años después su hijo Seve, apodado “Centeno” en alusión a un famoso picador de la época. El café tuvo siempre un marcado carácter taurino, debido a la enorme afición de Simón y del mencionado Seve, quien llegó a vestirse de luces en Estella. Eran diarias las tertulias taurinas en las que participaban los más conspicuos aficionados vitorianos. Se cerró a finales de 1975.

CAFÉ DEL NORTE
El Café del Norte aparece, que sepamos, por primera vez en la matrícula industrial de 1903, a nombre de Antonio Suso. Con posterioridad figuran al frente del establecimiento Indalecio Uriarte y varios más. Pero con quien adquirió importancia fue con la duranguesa Tiburcia Azpitarte, Luego fue su hija, Gregoria Arriaga quien continuó con el café hasta 1955. Durante muchos años se conoció popularmente a este establecimiento como “el café de los curas”. Fue sede del C. D. Vitoria y más tarde se denominó Hogar Navarro. En la actualidad continúa en activo con el primitivo nombre de Norte y con el calificativo de Lounge Pub.

CAFÉ LA UNIÓN
Se puede decir con seguridad que el Café La Unión data, como mínimo de 1910. Cabe sospechar que estuviera en funcionamiento algunos años antes, pero hasta el momento no se ha podido acreditar. En el mencionado 1910 aparece una tal María Martínez de Ilarduya al frente del que, con toda probabilidad sería el Café de la Unión, o como quiera que se llamara, en la entonces denominada Plaza Nueva. En 1920 fue Antonio Martínez de Ilarduya —suponemos que su hermano— quien se hizo cargo del negocio, aunque por poco tiempo, ya que en 1922 se trasladó al bar que se llamó “de Antonio”, en la calle Fueros, antecesor del bar Poliki.
En los años siguientes tenemos a Pablo Amantegui —dirigiendo el negocio ya denominado La Unión— hasta 1937 y, a partir de 1938 a María Tellería hasta 1959, que es cuando se hacen cargo del café bar Mario Ochoa de Eribe y su mujer Pepi Mendizábal. Luego, desde 1987, sus hijos Mari Jose e Iñaki. Bar con un ambiente vitoriano de referencia y excelentes exposiciones de carteles anunciadores de fiestas de San Prudencio y Virgen Blanca, así como de viejas fotografías de la ciudad.

LA OÑATIARRA - BAR DEPORTIVO ALAVÉS
El lugar que ocupa actualmente del Bar Deportivo Alavés, aparece por primera vez destinado a hostelería en 1915, a nombre del industrial José Pérez de San Román, en el número 29 de la entonces Plaza Nueva, aunque pudiera ser bastante más antiguo, de finales del siglo XIX. Incongruencias en la numeración de casas y locales aconsejan prudencia a la hora de asignar una mayor antigüedad a este y otros establecimientos.
A partir de 1920 figura ya a cargo de José Bartolomé con el nombre comercial de “La Oñatiarra”. Dicho nombre hace referencia a la mujer de aquel, Nicolasa Berasategui Erostarbe. Luego lo regentaron Luis Mugarza y otros más hasta que a partir de 1959 se hicieron cargo del negocio Juan Iza y su mujer Asun Gorospe, flamante premio Celedón de Oro de 2013. Antes, ya en 1956 y durante un buen número de años, este establecimiento fue sede oficial del Deportivo Alavés. Tras muchos años, sigue siendo uno de los locales tradicionales del centro de la ciudad.

BAR TOLOÑO
Ampliando una fotografía de la Cuesta de San Francisco, obrante en el Archivo Municipal y viéndola con atención, se puede leer en el lugar que hoy ocupa el Bar Toloño: ”Siglo XX” y más abajo “Fonda de la Águeda”. Se refiere a Águeda Acedo, que ya figura regentando este local en 1886. Años después su hijo, Máximo Sacacia, siguió con esta fonda, con el nombre de La Novedad. Pues bien, a este establecimiento se le conocía en Vitoria como “La Fonda del Rabo”. El motivo nos es desconocido. Lo que está claro es que tenía mala fama. Julio Ochoa escribió en la revista Celedón de 1928: «la arlequinesca fonda del rabo, cenáculo de mangantes y aventureros sito en la cuesta de San Francisco, donde se servían platos absurdos de carne por un real, amenizados con conciertos de guitarra y cante jondo».
Lo que está claro es que este local ha sido fonda, tasca, bar o lo que ustedes quieran, casi de manera ininterrumpida desde el siglo XIX, ya que después fue Casa de Paco durante unos pocos años, café y restaurante de Román Crespo y luego Bar Toloño, siguiendo su actividad hasta día de hoy.

BAR ALEGRÍA
La otra covacha que se halla junto al Bar Toloño tiene también un letrero. Éste es más difícil de ver, pero aguzando la vista se puede adivinar que corresponde a Fidel García. En efecto, Fidel García continuó el negocio iniciado por la viuda de Arnaiz, que ya estaba en activo en 1890 y antes Anselmo Piedrahita, en 1886. Luego se llamó durante muchos años Bar Cosme, referido a Cosme García, luego Bar Galdos y por último Bar Alegría, cesando después en el negocio hostelero. Hoy en día el local está ocupado por Fincas Majuelo.

BAR LOS AMIGOS
Otro lugar de solera hostelera es el local que hoy ocupa el Bar Los Amigos, justo donde terminan los impares de la calle Correría. Ahí mismo figura en 1879 Nemesio Sáez de Cortázar con su tienda de vino. Luego lo gestionó su viuda y más tarde su hija, que también era viuda. De ahí la denominación popular de “Café de las Viudas”. En 1935 se hizo cargo del establecimiento Valentín González de Durana, pasando a llamarse Bar Durana, el de la foto. Diferentes dueños hasta el día de hoy, con el nombre de Bar Los Amigos.

BAR SUSO
Esta esquina de la calle Cuchillería con el cantón de San Francisco Javier se puede considerar también un lugar de antigua actividad hostelera. Ya 1828 estaba radicado allí un tal José Aguinaga, que debía tener un cafetín reducido y mal acondicionado con billar, a quien ayudaba “la Pincha”, su hija. Así lo cuentan en el periódico El Anunciador Vitoriano en 1898. Tras bastantes años en los que se le pierde la pista, aparece de nuevo el local de esta esquina hacia 1897. Su dueño, Domingo Díaz. Más tarde fue el popular bar de “Los Galgos”, apodo de los hermanos Díaz. ¿Tendrían relación con el mencionado Domingo Díaz? Sabemos por un anuncio que en 1929 se llamaba con el sugerente nombre de Bar El Sanatorio. El nombre que ostenta hoy es el que le puso uno de sus dueños, el boxeador alavés Constantino Suso.

BAR LANDALUCE - BAR OCHANDIANO
A partir de 1895 la calle de Francia se llenó de fondas y casas de comidas, que también lo eran de bebidas, al establecerse el mercado de ganados en el lugar que más tarde ocuparía la antigua Estación de Autobuses. El frecuente trajín de tratantes, ganaderos, gentes de los pueblos de Álava y de provincias vecinas estimuló el establecimiento de negocios relacionados con la hostelería, como el de la esquina de la calles Francia y Colegio San Prudencio. Otra esquina “veterana” cuyo local ha sido fonda, cafetín, casa de huéspedes, y bar. Varios son los nombres que desde finales del siglo XIX han regentado este establecimiento: Ubaldo Ipinza, Adrián Pedruzo, Andrés Landaluce, que lo regentó con el nombre de Bar Landaluce, hasta llegar a la actualidad, con su denominación de Bar Ochandiano.

BAR RESTAURANTE LAS DOS HERMANAS
Esquina de Fueros con Postas. A finales del siglo XIX, Ramón Farrás tenía en este lugar una tienda de vino, ultramarinos, en fin, un poco de todo. Desde Eskoriatza llegó su primo Prudencio Aguiriano Azkarate, que hacia 1920 ó 1921 se hizo cargo del negocio, ya convertido en cafetín y restaurante. Prudencio Aguiriano se casó con Flora Eskisabel. Pues bien, esta Flora y su hermana Alfonsa son las dos hermanas a quienes se alude en el nombre que se dio a este establecimiento. Durante muchos años los hijos del matrimonio citado, Pablo y Fermín, atendieron el bar. Luego fue José Ramón Aguiriano quien dirigió el negocio. Los diferentes servicios de autobús que se hallaban establecidos en los alrededores, en Fueros y Postas, daban carácter a este bar restaurante. Incluso en su interior se expendían los billetes para Santa Cruz de Campezo.
El 17 de febrero de 1968 pasó el bar a la calle de Postas, número 27, donde había estado el bar España, del pelotari Bojas. Además de bar siguió siendo restaurante, llegando a ser una referencia obligada al hablar de los “templos” gastronómicos de Vitoria. En suma, uno de los grandes restaurantes de nuestra ciudad, categoría que siguió ostentando cuando, hacia 1984, el Dos Hermanas pasó a la calle Madre Vedruna, con carácter exclusivo de restaurante. Allí continuó dirigiendo el negocio José Ramón Aguiriano hasta hace unos años, en que una nueva gerencia se hizo cargo del establecimiento.

BAR RESTAURANTE EL 9
Empezó el negocio Román San Miguel hacia 1907, en el número 9 de la calle Francia. Dirigió luego el establecimiento Félix San Miguel a partir de 1931. Bar, restaurante y juego de bolos en la parte trasera del edificio, donde se jugaban el dinero muchos clientes.
Entre la clientela variopinta, cabe destacar a los taxistas y panaderos (en frente estuvo la Panificadora Vitoriana), además de la gran cantidad de vecinos de los pueblos de la provincia que acudían a Vitoria los jueves.
Las banderillas calientes y las gambas a la plancha eran especialidad en este establecimiento. Cabe citar que el mismísimo Alfredo Donnay compuso un chotis dedicado a este bar. Hacia 1940 o 1941 dejaron el bar los miembros de la familia original, pasando a dirigirlo Eusebio Mugarza y algún otro hostelero, hasta convertirse en Self-Service en 1979 y después desaparecer en la década de los ochenta.

BAR BARRÓN
El local que ocupa este bar ha estado destinado a menesteres hosteleros desde los primeros años del siglo XX. En un principio este bar era propiedad de un tal Felipe Aguiriano, conocido por “el Zapa”, hasta que en 1924 se hicieron cargo de él Aurelio Barrón, de donde toma su nombre el bar, natural de Briñas, y su mujer María Ramírez, mujer con fama de excelente cocinera.
Antes de la última profunda remodelación conocimos en dicho bar al popular Cristóbal Balanzategui y a su hermana Rosario, que hicieron del Barrón un lugar entrañable.

BAR DE ANTONIO - BAR NUVILLA - BAR POLIKI
Antonio Martínez de Ilarduya, natural de Andoin, provincia de Álava, anduvo por el café de la Unión, como ya se ha comentado. En 1923 abrió un nuevo bar en la calle Fueros, junto a los garajes de La Unión y de la Compañía de Automóviles de Álava. El tránsito de autobuses dio a este establecimiento un importante auge. En él se vendían los billetes de la línea a Alsasua. Pero la verdadera fama se la dio, al parecer, la excelente cocina de Fermina, esposa de Antonio. Hacia 1956 se traspasó a Emilio Ulibarri, que le puso el nombre de Bar Nuvilla. Hacia 1959 se hizo cargo del negocio José María Greño, con el nombre de Bar Poliki, hasta su cierre. Actualmente se llama Slow, tras haber sido transformado totalmente.

BAR EL CARABANCHEL
El Bar “El Carabanchel”, que así se llamaba, se inauguró el día uno de julio de 1911 en la calle Florida. Fue un establecimiento especializado en el despacho de cerveza. De hecho, durante muchos años fue propiedad de la viuda y sucesores de Román Knörr, que fabricaban la cerveza La Esperanza y que disponían de instalaciones en el entonces llamado Camino de Ali y en la calle Cercas Bajas, en la esquina con Beato Tomás de Zúmarraga. El Carabanchel era un bar frecuentado por gente joven donde se organizaban campeonatos de mus. Se cerró tras lo sucedido en la noche del sábado 12 de febrero de 1955, cuando un individuo tiroteó a varios clientes, falleciendo cuatro de ellos esa misma noche y el quinto días después.

BAR DE BALBINO
Se hallaba en la calle San Prudencio, donde luego estuvo la droguería de Urturi y donde ahora se encuentra el bar La Taberna. Su dueño era Balbino Sobrado, el propio autor de la fotografía del Archivo Municipal que mostramos, y funcionó de 1910 a 1915.
En la foto puede verse una barra, todavía pequeña, pero en el que ya se ha hecho algún tipo de instalación industrial para expender, con toda seguridad, la cerveza.

BAR LA OFICINA
Con este curioso nombre funcionó el bar de Ramón González Amilivia, que permaneció más o menos los mismos años que el Bar de Balbino. Se encontraba situado en el piso bajo de una vieja casa de la calle Fueros que se encuentra frente al comercio de Zulaica.

BAR LA PARRA
Situado en la calle Diputación. Otro de los primeros bares, con tal nombre, de Vitoria. El anuncio que se muestra se publicó en el periódico La Libertad en 1915 y hace referencia al sistema de conservación y expedición de la cerveza. En ese mismo año aparece regentado por Jacoba Ruiz de Eguino. Luego, durante muchos años, estuvo dirigido por Guillermo Íñiguez de Heredia y luego, por sus hijas. Los últimos dueños fueron Pilar Salazar y Jesús Ortiz de Zárate. El Bar La Parra abrió sus puertas por última vez el 26 de agosto de 1979. En el lugar que ocupó se halla hoy en día Fincas Anitua.

BAR LOS CLAVELES
Sito en la segunda vecindad de la calle Correría. En 1911 estaba a cargo de Ángel Martínez, conocido con el apodo de “El Tupi”, sobrenombre que servía para designar también su negocio.
En 1920 se llamaba el Cafetín de Joaquín, pero no sabemos nada más. Todos lo hemos conocido como Bar Los Claveles, cuyo letrero vemos en la foto. El último dueño fue Carlos Ansotegui, quien lo cerró hace unos años habiendo sido uno de los bares más populares de la Correría.

BAR SAVOY
Vicente Martínez de Murguía abrió este establecimiento hacia 1911 (quizás antes). Su ubicación, como reza el anuncio: «frente al Nuevo Teatro» en la calle San Prudencio.
En los años anteriores a la guerra civil lo gestionó Pedro Oráa quien le puso el nombre de Bar Txoko. Ahí se organizó la primera sociedad ajedrecística de Vitoria por la gran afición que su dueño tenía por este juego. Luego se llamó Bar Savoy,
En 1935 se hace cargo del local Miguel Fernández Nicolay que da al establecimiento un aspecto moderno. Esa modernidad que se buscaba en los nuevos bares abiertos justo antes de la guerra civil. Permaneció con este nombre hasta 1942 (más o menos).
En 1945 lo gestionó Gregorio Echeandía y luego Enrique Arana con el nombre comercial de Bar Arana (hasta1964).

BAR CARTABÓN
Aparece por primera vez en la matrícula industrial a nombre de Ángel Garrido en 1927. El motivo del nombre está en la forma del bar (y del edificio) situado en la calle San Prudencio, actual número 33.
Un bar con mucho ambiente, sobre todo los fines de semana, ya que a él acudían los espectadores de los cercanos cines Vesa y Principal. También frecuentaban el establecimiento los taquilleros y acomodadores de las diferentes salas de cine. Demetrio Zoilo fue el último que gestionó este bar, que cerró en 1975. Al edificio de nueva planta que ocupa el lugar de este bar se le dio el nombre de “Edificio Cartabón” en recuerdo del bar que nos ocupa. Todo un detalle en una ciudad como la nuestra que ha dado muestras más que sobradas, en mi opinión, de ser proclive al olvido y a cierto descuido de las cosas propias.

BAR ROYAL
Estuvo ubicado en la calle Florida, número 32. Hasta hace poco tiempo ocupó su lugar el comercio de ultramarinos de las Hermanas Elguea.
Se inauguró el cuatro de agosto de 1922 y cerró en el segundo trimestre de 1936. Estuvo dirigido por Florentino Merino. Con posterioridad Eladio Galán e Hipólito Galán lo regentaron con el nombre de Bar Galán. En su momento fue un establecimiento único en Vitoria ya que era un local de varietés, actuando en él casi a diario diferentes cantantes y bailarinas.

BAR EL 7
Este bar comenzó a funcionar hacia 1927. En algún almanaque comercial viene nombrado como Bar Guría. Hacia 1930 José Martínez Amurrio, “El Chato” se hace cargo de este negocio, pasando a ser conocido el establecimiento con el apodo de su dueño. Hay que decir que este José Martínez Amurrio era tío de Felipe Luzuriaga, quien abrió El Felipe en el Resbaladero.
Tras varios años al frente del establecimiento José Martínez pasó a la plaza del Machete, al bar denominado, por razones comprensibles, El Chato.
Al menos en 1948 aparece ya con el nombre de Bar El 7. Durante muchos años estuvo dirigido por José Luis Menoyo Pinedo, directivo, también durante muchos años, del Deportivo Alavés. El bar continúa en activo con el mismo nombre.

BAR OASIS
El bar Oasis se inauguró en 1935. En la matrícula industrial de ese año figura Antonio Ruiz de Azúa al frente del bar, al igual que los años posteriores. El espléndido dibujo del anuncio publicitario es obra de Obdulio López de Uralde. Continúa abierto en su ubicación original de la calle Olaguíbel, junto al cruce con la avenida Nuestra Señora de Estíbaliz.

BAR AQUARIUM
Se inauguró el 21 de julio de 1933 con este nombre, ”Aquarium”, con su grafía latina. Su propietario era Fermín Pool, miembro de una familia de origen británico que regentaba en el mismo lugar, calle Dato, 8, una conocida camisería. El nombre del bar hacía referencia a un hermoso acuario instalado en una pared del establecimiento. Su decoración era modernista y la utilización de luz indirecta llamó poderosamente la tención del público. Toda una novedad en la época. Posteriormente lo regentó hacia 1947 Guillermo González de Langarica. En 1958 registró una profunda transformación, convirtiéndose, como luego veremos, en cafetería.

BAR KATIUSKA
Bar situado en Dato, nº 4. Inició su actividad en 1931. Era un bar moderno y con toques exóticos, empezando por el nombre y por las torres bizantinas que recordaban a una estampa de Constantinopla en las vidrieras.
El nombre y el diseño de las mencionadas vidrieras, así como la tipografía, fueron idea de Obdulio López de Uralde. Este pintor alavés estaba emparentado con Pablo Sorozábal, autor de la Zarzuela Katiuska. De ahí proviene el nombre del bar que, además, fue el primero que lució letrero luminoso en la calle Dato. En 1936 tuvo que cambiar de nombre, como otros locales, pasando a de nominarse Bar Alcázar.
Hay que recordar un dato que en pocos sitios viene reflejado. El Bar Alcázar fue una de las sedes que ha tenido el Deportivo Alavés en su dilatada historia. Y lo fue durante varios años, hasta que el bar se cerró en mayo de 1951. Un detalle: mucha gente acudía a este bar por la noche, momento en el que se subastaba el marisco que no se había vendido en el día.

BAR MIRAFLORES
En la esquina de la Plaza del Hospital con la calle Francia.
Hacia 1930 era el Bar-Restaurante de Eugenio Martínez de Marañón. Al local se le conocía popularmente como “Casa Chicacho”. Suponemos que sería el apodo del mencionado dueño. En 1940 se hizo cargo del establecimiento un asturiano llamado Rogelio González que es el que le dio el nombre de Miraflores, recordando su estancia en la zona del canal de Panamá.
Tras muchos años con este nombre, ha pasado a llamarse Krone, que es su nombre en la actualidad.

BAR TROPICAL
El bar Tropical aparece por primera vez en 1937 de la mano de Rosario Erice Pinedo, que antes había tenido el Bar 70, en la Cuchillería. Se hallaba en la esquina Olaguibel-Paz y llamaba la atención por su larguísima barra.
Esta primera dueña dirigió el bar hasta octubre de 1940, momento en que le relevó José Moreno Martínez, gran aficionado a la pelota, que hizo que el bar fuera lugar de reunión de muchos aficionados a este deporte.
Desapareció con el edificio en donde se localizaba, que fue derribado en 1975.

BAR ISKRA
Situado en el número 7 de la calle Dato. Parece ser que hacia 1935 era administrado por Miguel Fernández Nicolay, el mismo que dirigía el Bar Savoy, como hemos comentado.
Iskra es una palabra rusa que significa ‘la chispa’. Un nombre muy curioso para un bar. Pero al ser una palabra rusa, era previsible que con el estallido de la guerra civil el nombre del bar no aguantaría ni un asalto. Así fue. En anuncios de prensa de la época podemos ver “Bar Miguel”. No es que fuera un nombre demasiado llamativo pero las circunstancias mandaban.
Tuvo después otros varios dueños, se llamó Bar Automático porque en él había instaladas unas máquinas que expendían bocadillos (tal vez un antecesor de los vending de hoy día). Más tarde fue la freiduría de Páramo y por último Bar Avenida, nombre con el que cesó en su actividad en los primeros años ochenta.

BAR INGURU
Abierto por Cipriano Sagarna Echeandía en 1935. El bar continúa funcionando con su nombre primitivo.
Sorprende el anuncio de este local en un programa de fiestas de 1935, precisamente en el año de su apertura. Quizás se trate del primer anuncio íntegramente en euskera, no ya de un bar, sino de un comercio en general en una publicación vitoriana.

BAR GAU-TXORI
Cuando en 1925 cerró el Hotel Quintanilla, en la esquina Dato-San Prudencio, se procedió a realizar importantes obras en el edificio, que convirtieron en lonjas los bajos del antiguo hotel. En una de ellas instaló Ricardo Cobo, hijo del dueño del Café Suizo, un flamante bar, el Gau-Txori, que se inauguró el veintisiete de abril de 1927. Era un bar moderno, elegante, con tertulias literarias y políticas. Un detalle: no se servía vino al menudeo, es decir, por “potes”. Se vendía por botellas y éstas eran de marca. Acudía lo más granado de la sociedad vitoriana. También acudían los miembros de las compañías de teatro que actuaban en Vitoria. La decoración era muy llamativa destacaban las cerámicas del frente de la barra representando los siete vicios y las siete virtudes, con sus nombres en euskera y castellano. Los dibujos eran de Obdulio López de Uralde. La prensa de la época resaltaba la iluminación, con una tonalidad verde oscura. También había un pequeño tablado donde actuaban los fines de semana un trío de músicos locales: Achaerandio al piano, San Martín al violín y Álvaro Pérez al violoncelo. Fue sede del Aero-Club Alavés y del Deportivo Alavés.
Al estallar la guerra fue cerrado y luego vuelto abrir con el nombre de Bar Cobo pero ya no funcionó como antes y hubo de cerrar en 1938. Las cerámicas del frente de la barra se perdieron para siempre por efecto de la piqueta.

BAR ALBÉNIZ
Moisés Albéniz era de Erentxun y se casó con Eustasia Gastaminza, de la misma localidad. Se vinieron a Vitoria y pusieron una taberna en la calle Cuchillería en los años veinte, y en el número veinte, precisamente.
En junio de 1933 se instalaron en el lugar actual que todos conocemos en la calle Portal del Rey, nº 9. En ese mismo local había estado antes la taberna de Macario Beltrán.
Uno de los bares y restaurantes favoritos de las gentes que de los pueblos de Álava llegaban a Vitoria a hacer compras o gestiones. Y un establecimiento actual “de los de toda la vida”.

BAR BUJANDA
Otro bar antiguo perteneciente hasta la actualidad a la misma familia. El antecedente fue Tomás Bujanda, que tuvo su tienda de vinos en el número 6 de la calle Fueros durante los años veinte y se instaló en 1926 en la calle Arca, nº 5, el mismo lugar donde estuvo el Bar Leonardo y posteriormente el Bar Garmendia.
En 1930 su hijo Benicio Bujanda abre su propio bar en el número 9 de la calle Independencia, junto a las que fueron las cocheras de los servicios de transporte a tracción de sangre que comunicaban los diferentes puntos de la provincia.
En este bar nació la mutualidad Álava Automovilista y tuvieron su sede en el primer piso entidades como la Delegación en Álava de la Federación Guipuzcoana de fútbol, el Colegio Oficial de Árbitros y la Comisión de Blusas.
Después de Benicio, hemos conocido al frente del negocio durante muchos años a Primitivo Ruiz, “Primi”, antiguo jugador del Alavés. Hoy en día lo regenta su hijo Miguel.

BAR EL 8 - BALLARÍN
A mediados de la década de los años veinte del siglo pasado Tomás Ballarín, un treviñés de Añastro se instaló en la Herrería, número 8, un local que antes había sido un comercio de vino al por menor de otro Victoriano Salazar. Local muy frecuentado por gentes de los pueblos, especialmente treviñeses. Se daban comidas consistentes en sopa y cocido. El segundo plato en muchas ocasiones, lo llevaban de casa los propios comensales.
Dentro de la saga familiar hay que citar a Leopoldo Ballarín, “Pololo”, que estuvo al frente del negocio durante muchos años. Desde hace años es, exclusivamente, restaurante.

BAR “BENJA”
Se abrió el veintiséis de junio de 1948 en la calle Ramiro de Maeztu bajo la dirección de Benjamín Andrés Gómez de Segura. Nacido en Maeztu —curiosa coincidencia con el nombre de la calle—, “Benja” pasó de cuidador de vacas en su pueblo a trabajar en Vitoria en la empresa Sierras Alavesas. Trabajó también como tramoyista en el Teatro Principal como empleado en Industrias Mendoza y colaboró con la cuadrilla de obras del Ayuntamiento. Sin dejar estas ocupaciones decidió abrir el local que nos ocupa. Después pasó a ocuparse exclusivamente del bar que, como dato curioso, tenía la barra dispuesta donde hoy están las mesas, cambiándose esta disposición en 1958 y situándose la barra donde hoy la conocemos.
Durante muchos años fueron típicas de este establecimiento las cazuelitas de callos y caracoles que se expendían los fines de semana.
El diseño del anuncio del bar es obra, cómo no, del gran Obdulio López de Uralde, amigo personal de “Benja”. “Benja” también se encargó durante muchos años de organizar la fiesta de los cincuentones, concretamente desde 1958 a 1980 y la fiesta de los cojos, de la que se celebraron dos o tres ediciones, y que tenía lugar el día 26 de julio. Tras el fallecimiento de su esposa, Josefina González de Aspuru, “Benja” y su hijo Javier siguieron dirigiendo el bar hasta febrero de1982. Después han sido varios hosteleros los que han regentado el bar hasta la actualidad, en su sede de la calle Ramiro de Maeztu.

BAR RESTAURANTE GARMENDIA
Este establecimiento tuvo antecedentes muy anteriores a la guerra civil, como vamos a comentar. Pero ha sido incluido entre los bares posteriores a la guerra civil por ser ésta la época de mayor fama del local.
Estuvo ubicado en la calle Arca, número 5. En 1927 se estableció allí Tomás Bujanda, en lo que había sido Bar-Restaurante La Sonsierra. En 1930 Leonardo Pérez se hizo con el negocio, dándole fama por su excelente cocina.
Posteriormente, hacía 1945 Francisco Garmendia González de Audícana, natural de Nafarrate, se puso al frente del establecimiento junto a su mujer Casilda Ruiz.
Después estuvieron muchos años dirigiendo el bar y restaurante Ana Mari Garmendia y Julio Gómez de Balugera.
Barra a la izquierda, carteles taurinos, mesitas de mármol para el café y las partidas y una cocina afamada, de las más nombradas del Vitoria de la época. Consta que Hemingway fue cliente del Garmendia (si alguien sabe algo de una fotografía que al parecer fue hecha al autor americano en este bar, le ruego me lo hagan saber).
El Garmendia se cerró el tres de abril de 1974 y la manzana de casas donde radicaba fue demolida en mayo de 1975, desapareciendo al mismo tiempo el Café Bar Iruña, las Bodegas Carrascal, también en el número 5, el Bar Chonete, en el número siete y el propio Bar Restaurante Garmendia.

RESTAURANTE LA BILBAÍNA
Otro establecimiento de la calle Francia descendiente de las fondas y posadas que se establecieron alrededor del Mercado de Ganado.
Se abrió en 1941. Antes había sido la posada de “La Paca”, que posiblemente sería Francisca Vadillo. Luego estuvieron Ángel Resa y Hermenegildo Aja antes de que hacia 1947 se empezara a denominar La Bilbaína. Ahí conocimos durante muchos años a Nemesio Pérez de Albéniz, que dirigió el negocio durante muchísimos años.

BAR AUTOBUSES
Las salidas y llegadas de los autobuses que unían Vitoria con el resto de Álava y con las capitales vecinas se hallaban distribuidas por diferentes puntos de la ciudad. Se hacía necesario concentrar todo el transporte interurbano en un solo punto, para comodidad de viajeros y transportistas.
Así nació el proyecto de la Estación de Autobuses. Una vez desaparecido el mercado de ganados, que se cerró el último jueves de febrero de 1947, se eligió el solar que quedó libre para levantar el edificio principal y todos los servicios e industrias complementarias.
El nueve de enero de 1950 comenzó a funcionar disponiendo de un servicio de bar, el Bar Autobuses, que inauguró Bernardo Alegría Belacortu, un hostelero con larga experiencia en el Bar Alegría de la calle Postas. Hacia 1960 se hizo cargo del bar Luis Mari Puelles Ruiz, que antes había oficiado en el Bar Trafalgar de la calle Herrería. Las banderillas calientes, las croquetas y los jamones colgados sobre la barra fueron referencia obligada del Bar de la Estación de Autobuses, que es como figura en la publicidad de sus primeros años. La tendencia a la simplificación hizo que con los años se le conociera, simplemente, como Bar Autobuses. Su clientela era variopinta, incluyendo los usuarios de la estación, los labradores y ganaderos de los pueblos de alrededor que venían a Vitoria, sobre todo, los jueves, taxistas de la parada que se ubicaba justo delante, cuadrillas de poteadores de la zona, transportistas, etc.
En otoño de 1993 la Estación dejó de funcionar al ser trasladados sus servicios a la terminal “provisional” de la calle Los Herrán el veintitrés de octubre de 1993. En septiembre de 1998, desatendiendo las voces que solicitaban mantener en pie la fachada, fue demolido lo que quedaba de este singular edificio que permanece en el recuerdo de miles de vitorianos.

BAR DERBY’S
Tras cerrar en 1951 el Bar Alcázar, Gregorio Bombín inició un nuevo proyecto e instaló un bar de toques modernos y nombre anglosajón: el Bar Derby’s, en parte de lo que fue el gran Café Moderno y junto a lo que luego sería la cafetería Río, es decir, en la calle Dato. El proyecto decorativo fue obra de Obdulio López de Uralde. Cerró en febrero de 1958.

CAFÉ BAR CASABLANCA
Otro café-bar de la postguerra. Con nombre exótico y en plena calle Dato. Se inauguró en 1951. Lo instaló Avelino Ruiz.
También Obdulio López de Uralde tuvo que ver con el diseño de este bar. Con su pequeña barra semicircular y su ventilador de techo sugiriendo otras latitudes más exóticas y cálidas. No hace falta decir que continúa en la actualidad.

BAR OQUENDO
Se halla en la entrada de la calle Cuchillería, en la casa donde nació Mateo Benigno de Moraza y Ruiz de Garibay. Se abrió en los últimos años cincuenta bajo la dirección de Félix Ortiz de Zárate. En 1971 se hizo cargo del bar Manolo López de Arcaute.
Con el paso de los años ha habido otros dueños, hasta el día de hoy en el que el bar continúa en activo.

BAR VILLARREAL
Situado frente a la iglesia de Los Desamparados, fue inaugurado por Felipe Villarreal Sáez, natural de Askartza de Trebiño. También figuró posteriormente al frente del negocio Gregorio Villarreal. Este popular bar se cerró hacía 1972. El edificio donde radicaba se derribó en 1975.

BAR ROSI
Ubicado en la primera casa de la derecha de la segunda vecindad de la calle Herrería. Donde estuvo el Hospital de San Pedro, también llamado en algunos documentos municipales “El Hospitalillo” y conocido popularmente como el “Hospital de las Viudas”.
Hacia 1930 lo gestionaba Ambrosio Pinedo. En 1937 estaba al frente Elías de Castro. En 1945 el establecimiento figura a nombre de Fausto Marquínez, al igual que en 1960, ya con el nombre de Bar Rosi, en referencia a su hija mayor.
Con posteridad han pasado por el bar diferentes dueños manteniendo la fama de su buena cocina y sus estupendas tertulias ante unos porrones de vino. José Mª Saenz de Sampedro, “Perujo” lo frecuentaba junto a su cuadrilla de amigos, y lo llamaba “el Club Ábside” por hallarse junto al ábside de la iglesia de San Pedro.

BAR TRAFALGAR
En 1956 este local era un comercio de vinos al por mayor a nombre de Justo San Miguel. Ya convertido en bar, fue Germán Beistegui quien gestionó en un principio el local. En 1958 se hicieron cargo Luis Mari Puelles y José Luis Lliñares. A partir de 1960, el mencionado José Luis Lliñares y su mujer Carmen Filloy (Carmina), famosa por los fritos que preparaba. El inolvidable humorista gasteiztarra “Zape” solía decir de Carmina con tono de enfado fingido: «¡esta mujer nos trae fritos!». Hasta 1986 lo regentó esta misma familia. Luego han dirigido el negocio diferentes dueños hasta la actualidad, en que está regentado por Isabel Ortiz de Zárate.

BAR FELIPE
Muchos recordamos a Felipe Luzuriaga, que llegó a Vitoria en 1952 y trabajó con su tío José Martínez Amurrio, “El Chato”, en el bar que este tenía en la Plaza del Machete, de nombre, por supuesto, “El Chato”. Luego fue el propio Felipe quien estuvo al frente de este bar. Pero donde realmente triunfó en su oficio de hostelero fue en el Bar Felipe, “El Felipe” para todos. Situado al comienzo del Resbaladero, debajo del Café del Norte. Se inauguró el uno de julio de 1958. Bar popular como pocos, donde alternaban gentes de todas clases y edades.
En 1988 se trasladó a la esquina Fueros-Manuel Iradier. Las nuevas instalaciones, mucho más amplias, fueron inauguradas el veintidós de septiembre del citado año.
¿Cuántos años más disfrutaremos del ambiente que se crea en el exterior de este bar cantando La Cirila cada 31 de diciembre desde 1964?

BAR CASA PACO
Su nombre hace referencia a Francisco Sagastegui, natural de Labastida que en 1923 ya despachaba en Mateo Moraza para estar luego dos o tres años en la antigua “Fonda del Rabo”, antes mencionada, en lo que hoy es el Bar Toloño. En 1926 regresó a Mateo Moraza al lugar donde podemos ver en la actualidad el bar cerrado desde hace más de diez años. Bar vitoriano hasta la médula, con una barra adornada por preciosos azulejos con motivos vascos. Fue sede de la Asociación de txistularis. También en 1955 se reunía allí la comisión de blusas encargada de organizar la fiesta del blusa, o mejor dicho, el día del blusa, según las actas que obran en poder de Jesús Jiménez “El Chato” —otro “chato”—. Se trata del antecedente de la Comisión de Blusas y Neskas actual. Cerró en el año 2001.

BAR QUINTANA
Otro ilustre bar de la calle de Mateo Moraza. Su nombre se refiere a Ruperto Quintana, comerciante de vinos, sobre todo blancos. Estuvo ubicado en el local que hoy ocupa el Bar La Comarca desde antes de la guerra civil. Anteriormente estuvo instalado en las casas que existieron en la que hoy se denomina Plaza de los Celedones de Oro, donde se halla el edificio de Correos. Antes de eso estuvo también en Mateo Moraza, pero en el número 7, más cercano a la Virgen Blanca. Fue dirigido por Luis Borinaga y en su última etapa por el popular “Matxi”, hasta el cierre, que tuvo lugar en mayo del año 2000.

BAR MACE - RESTAURANTE  ZABALA
También cabe hablar del Bar Mace, de Macedonio Alday y Marina Sagastegui. Un bar muy popular en su momento que luego pasó a ser, con otros dueños, el Zabala, que sigue en activo.

RESTAURANTE ARKUPE
Lo que hoy en día es el restaurante Arkupe, fue anteriormente tienda de vinos de la Viuda de Ciriaco Ortiz de Anda, como puede aún leerse en la inscripción hecha en la piedra de la fachada.

CAFETERÍA NÁPOLI
Se inauguró en la calle San Prudencio el diecinueve de julio de 1957. Su dueño, el futbolista del Alavés Juan Gorospe. Se puede decir que fue la primera cafetería, como tal, de Vitoria. A su inauguración asistieron medios de comunicación de Álava y País Vasco, así como lo más representativo de la sociedad vitoriana del momento. Elegancia, modernidad y ambiente selecto constituían su tarjeta de presentación. Se cerró en 1966.

CAFETERÍA ACUARIO
Antes fue el Bar Aquarium, como hemos visto. En 1958, tras una gran reforma, se convirtió en cafetería de la mano de Guillermo González de Langarica. Hasta su cierre en 1993 fue uno de los locales hosteleros más representativos de Vitoria y provincias limítrofes y un referente en la calle Dato.

CAFÉ BAR ILO-ILO
Otra cafetería de nombre y decoración exóticos. Se abrió el veintitrés de julio de 1959, dirigida por Antonio Ochoa González de Echávarri. Se catalogó como “Boîte”, una especie de sala de fiestas, establecimiento único en Vitoria con esa calificación. Destacaba la pintura mural de motivos filipinos realizada por Jesús Gargallo Labordeta, dibujante zaragozano que trabajaba para la empresa Fournier. En el sótano había otro ambiente, con bar propio llamado Happening y orquesta para ambientar.
Sigue en activo en su ubicación de Dato, aunque con el nombre de Dato 5.

CAFETERÍA RÍO
Cafetería inaugurada el veintiocho de junio de 1960, situada en parte de lo que fue el Café Moderno. Después de sucesivas remodelaciones y con diferentes gerencias continúa en activo, con el mismo nombre y siendo uno de los locales más conocidos del centro de la ciudad.

BAR HUNGARIA
Inaugurada el 16 de junio de 1960. Frente al Palacio de la Provincia. Abierta por los hermanos Antonio y Jesús Bombín Polo, de la familia que regentó el Katiuska, luego Alcázar y el Derby’s. Era característico de este local su mural pintado con motivos de bailes zíngaros, obra del antes citado Jesús Gargallo. Continúa su actividad en la actualidad, aunque ha sido profundamente remodelada.

Autor: Eduardo Valle Pinedo
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