Salinas de Añana, en 1943

Año 1943 - (Autor: Enrique Guinea) - (Fuente: AMVG)
Mujeres del pueblo lavando en el río

«Quemaba el sol, como plomo derretido. Carretera adelante, dimos vista a la villa alavesa de Salinas de Añana, donde el cloruro de sodio se va solidificando en la gradería de anfiteatro que simulan las eras. Nos recreamos un instante en la original instalación de donde sale el producto universal, indispensable para el condimento de los manjares que el paladar saborea. Aquello que se ofrecía a nuestra vista nos acuciaba para charlar con hombres y mujeres que trabajaban en las eras, sin polvo ni paja, sin bieldos ni trillos. Mientras, recordábamos la historia de Salinas de Añana, curiosa en muchos aspectos. Uno de ellos nos hacía sonreír: el de la cesión a la villa del lugar de Atiega, hecha allá por el año 1194, confirmada después por los reyes don Alfonso X y don Sancho IV, que obligaba a los atieguenses a entregar un panecillo, con un par de huevos y once reales a cada una de las iglesias y mil maravedíes de vellón al Municipio».  (Fuente: Revista "Vida Vasca")