Año 1948 - (Fuente: Photo Araba)
Grupo de alumnos en el patio del centro asistencial
Grupo de alumnos en el patio del centro asistencial
«Una vez en el hospicio, todo interno, niño o niña, era mantenido, formado y educado por y en la institución de acogida. La educación era obligatoria para todos, sin distinción de sexo o de limitación física o intelectual. Maestros y maestras, elegidos tras superar una exhaustiva valoración de conocimientos y cualidades, eran los encargados de dar formación en primeras letras y en valores de respeto y disciplina. Los maestros debían cumplir el programa docente marcado desde la dirección de la institución; su dedicación y resultados eran supervisados por la Junta Rectora. Se sirvieron de premios y de castigos, como no podía ser de otro modo, para mantener la disciplina y el respeto; pero, sobre todo, utilizaron una valoración continua e individualizada de cada interno para tratar de descubrir el talento de cada uno pudiera tener con el fin de poder diseñar y programar su futura formación profesional». (Fuente: www.euskonews.com)
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