En el edificio del que fuera colegio de San Prudencio
«Guerras, epidemias, revanchas y purgas no parecieron tener una decisiva importancia en la calidad de los cuidados prestados a lo largo de una centuria. Cientos de mujeres y hombres de Álava, e incluso de provincias cercanas, dieron lo mejor que tuvieron por sacar adelante a miles de expósitos privados de todo desde su más tierna infancia. El primer objetivo a conseguir, tanto por la Institución como por las personas implicadas en el parto y en el traslado al Hospicio, fue el de la protección de la vida física y espiritual del expósito. Parteras, médicos o cirujanos comadrones procuraron que la criatura naciera con vida». (Fuente: www.euskonews.com)