Plaza de la Virgen Blanca

Año 1925 - (Autor: F. Domenech) - (Fuente: Revista "Vida Vasca")
La "traída de aguas del Gorbea" en el año 1884

«No es de extrañar el júbilo de nuestros paisanos, en la memorable tarde del 21 de septiembre de 1884. Congregado todo el pueblo en la Plaza Vieja, en cuyo centro se alzaba una espaciosa plataforma, ocupada por las autoridades. Balcones y ventanas, miradores y galerías se hallaban atestados de curiosos. A las cinco en punto, se abrieron los conductos de la cañería y enormes surtidores de cristalinas aguas surcaron el espacio, elevándose unos metros en medio del asombro de los presentes. Hurras y aplausos fueron la grata recompensa hecha a los patrocinadores. Arroyos y cascadas artificiales, salidos de un gran peñasco que imitaba el manantial del Gorbea, hicieron las delicias del público que allí se apiñaba. El repiqueteo de campanas, los disparos de cohetes y los acordes de las músicas, aumentaron la algazara del pueblo vitoriano. Contaba Vitoria, en el año 1883, con 25.039 habitantes».  (Fuente: Eulogio Serdán - año 1926)

Hospital de Santiago, en 1949

Año 1949 - (Autor: José María Parra) - (Fuente: AMVG)
Enfermeras en una sala del centro asistencial

«Bajo la dirección del arquitecto vitoriano don Julián de Apraiz, se están haciendo grandes reformas en este benéfico establecimiento. Merecedora es su Junta administrativa de que los vitorianos todos le ayudemos en su caritativa obra. Así lo ha entendido el Club Deportivo Alavés que, en beneficio de la Sala de Tuberculosis, ha organizado un partido de foot-ball para el día 7 de Agosto a las siete de la tarde».  (Fuente: Revista ilustrada "Vitoria" - año 1924)

«Cinco hospitales hubo antiguamente en Vitoria, pero el más importante fué el de Santiago en el que se refundieron los demás. Lo fundó Fernando Pérez de Ayala, en 1419 y sufrió un terrible incendio en 1492. Ocupaba los solares del Teatro Principal, la calle de Santa María del Cabello y la manzana de casas de la plaza de Bilbao. Era muy extenso, aunque de muy bajos techos y con una deficiente ventilación debido á sus reducidas ventanas».  (Fuente: Vicente González de Echávarri - año 1904)

Vista de Vitoria, hacia 1925

Hacia el año 1925 - (Autor: Pedro Gonzalo Busto) - (Fuente: Photo Araba)
El alma de Vitoria es de una grandeza insuperable

«Vitoria, la más pequeña de las capitales vascas, es muy arregladita y coquetona. Hay que confesar que en ella todo es bello. Vitoria era hace unos años una ciudad medio dormida; hoy vive despierta, siendo centro de reunión para los que cambian a gusto el azul del mar por el verdor de los montes. Entre sus notas atrayentes, que agradan a cuantos la visitan, ofrece la sencillez y la modestia. Un paseo por Vitoria resulta siempre encantador. La ciudad pequeñita se recoge entre sus campos cultivados con gran cariño, para mostrarse con todas sus características: la limpieza de sus calles y de sus plazas, sus condiciones de higiene y salubridad, la bondad y excelencia de sus alimentos y de sus aguas potables... Vitoria es de admirar por su espaciosidad y distribución. Si es la más chiquita de sus hermanas vascas, el corazón de los vitorianos es grande y su esfuerzo por trabajar en bien de su ciudad es aún mayor».  (Fuente: Revista "Vida Vasca" - año 1925)

Ultramarinos Forneiro

El comercio de Ramón al comienzo de la calle Bastiturri

«Las tiendas de alimentación tenían los nombres  de Ultramarinos y Coloniales. Ello tenía su explicación en una época en la que empezaron a llegar productos procedentes de América y de otros lugares. Ponían con su obsoleta denominación un toque de aventura y exotismo. Aroma de especias y salazones, rastro olfativo de arduas navegaciones. Daban carácter las barricas de arenques en la puerta y el bacalao de los mares nórdicos sobre el mostrador».  (Fuente: Moncho Alpuente)

«La calle está entre la de Sancho el Sabio y la avenida Gasteiz. Su nombre significa "fuente del bosque". Empezó a ser conocida por el año 1930, cuando fue habilitado con ese nombre un pequeño campo de fútbol en el que jugaban los equipos locales, principalmente los aprendices de la cercana fábrica de Ajuria, "La Meta". Lleva el nombre actual desde el 4 de enero de 1956. Por sus inmediaciones discurre, embocinado, el arroyo Abendaño Chiquito».  (Fuente: Venancio del Val)

Calle Los Fueros

(Autor: Balbino Sobrado)  -  (Fuente: AMVG)
Desde 1867 a 1887 se llamó calle del Mediodía

«En esta calle fue muy conocida la escuela de don Apolinar Fernández de Landa, que antes estuvo en la calle Portal del Rey. En el año 1902 tenía en la calle Independencia, número 14, el Colegio "San Luis Gonzaga". En el mismo edificio estuvo un colegio titulado del "Perpetuo Socorro", y también hubo otra escuela en un edificio inmediato. En el primer piso se estableció en 1892 el Centro de Telégrafos. Permaneció hasta que se construyó la actual Casa de Correos y Telégrafos. Desde el día primero de febrero de 1971 se encuentra funcionando en la casa señalada con el número 15 el Banco Mercantil e Industrial. En otro bar que tenía más arriba Ramón Amilivia a fines del siglo XIX, señalado entonces con el número 21, se solía reunir una tertulia taurina, de los partidarios de Zacarías Lecumberri; así como los de Serafín Vigiola "Torquito", que lo hacían en el bar titulado "La oficina"».  (Fuente: Venancio del Val - año 1979)

Colegio San Ignacio

Un grupo del centro educativo del barrio de Adurza

«El  Colegio Público San Ignacio es un centro situado al sur de la ciudad, en el barrio de Adurza. La zona fue  una de las primeras áreas de expansión de la ciudad unida al desarrollo industrial experimentado en las décadas de 1960 y 1970. Fue en el año 1962 cuando San Ignacio inició su andadura haciéndolo en el edificio del Colegio Olárizu, en la calle Los Molinos. A partir de 1964 y hasta la inauguración del actual edificio de la Calle Iturritxu, en octubre de 1970, hubo que habilitar varias lonjas de la Parroquia, Caja Municipal y Ayuntamiento. En el año 1982 los colegios San Ignacio y Olárizu se fusionaron aportando cada uno su alumnado, su profesorado y sus edificios. De resultas de la unión surgió un único colegio mixto de nombre San Ignacio con dos edificios, uno en la calle Los Molinos y el otro en la calle Iturritxu. En 1994 pasó a pertenecer al Gobierno Vasco mediante un acuerdo de publificación».  (Fuente: www.sanignacio-vitoria.hezkuntza.net)

El dolmen de Eguílaz

(Autor: Alberto Las Heras)  -  (Fuente: AMVG)
Llamado también de Aizkomendi, junto a la aldea de Egilaz

«En el País Vasco el arte de construir comenzó en los monumentos megalíticos, hacia el tercer milenio antes de Jesucristo. El dolmen es una rústica construcción megalítica que forma un recinto de planta rectangular, capaz de contener varios cadáveres. Está constituido por varios bloques de piedra dispuestos verticalmente sobre el suelo, los cuales sostienen una cubierta formada por una o más losas. El conjunto suele hallarse rodeado de un montón de tierra y cantos informes. Fue en el año 1831 cuando se hizo el primer reconocimiento del dolmen de Aizkomendi. Bajo la colina de su nombre aparecieron grandes piedras de arenisca y calizas, que formaban una cámara sepulcral.  En el año 1881, Becerro de Bengoa hablaba de ´numerosos esqueletos hallados en el dolmen de Egilaz, y de armas las cuales eran tres: dos como en forma de flecha o lanza y una de clavos sin cabeza, todas ellas de cobre´».  (Fuente: José Miguel de Barandiaran - año 1936)

Convento de Santa Catalina

Antes de su recuperación y creación del Jardín Botánico

«A escasos 15 kilómetros de Vitoria, en el pueblo de Trespuentes, existe un paraíso natural, el Jardín Botánico de Santa Catalina. Afincado en las ruinas de un antiguo convento del siglo XIII, este jardín acoge más de 600 especies botánicas: árboles australianos, plantas autóctonas y orientales, especies acuáticas, etc. Levantado en el medievo, Santa Catalina fue un imponente convento que cayó en el olvido. Durante años la espesura de la maleza fue tragando poco a poco su esqueleto, hasta que en el siglo XXI se decide recuperarlo y crear un fascinante jardín botánico. Los orígenes de Santa Catalina se remontan al siglo XIII, cuando descendientes de la familia más poderosa de Iruña de Oca decidieron construir su casa torre. Siglo y medio más tarde se trasladaron a su nueva residencia situada en Vitoria, la Torre de Doña Otxanda. Es entonces cuando cedieron su antiguo hogar a la orden religiosa de los Jerónimos».  (Fuente: www.tierrasinsolitas.com)