Hacia el año 1940
En 1930 el obispo Mateo Múgica Urrestarazu inauguró el actual Seminario Diocesano
«El último de los cinco pabellones que conformará la fachada principal, se reservará para la ubicación de las salas de visitas, habitaciones del Obispo, Rectoral, Salón de Recepciones y Biblioteca. En los dos extremos de esta fachada sobresalen la Capilla Pública y el Salón de Actos. La separación de pabellones no excluye la unidad del conjunto edificado, lograda a través de la disposición de amplias galerías que los comunican. Además, en la parte posterior del edificio se levanta otro pabellón paralelo al de la fachada, aunque de menor altura, que será destinado a cocina y comedores. Habitaciones de techos altos, llenas de encanto, con todas las comodidades de una buena residencia, con una gran ventana ojival, un armario de antes de la guerra, puertas de roble».