Año 1943 - (Autor: Antonio Salinas) - (Fuente: ATHA)
Tamborileros y txistularis en la Plaza Vieja de Vitoria-Gasteiz
«El txistulari nace, vive y muere en él. El tamborilero es el emblema genuino, el reflejo fiel de nuestra música y, por tanto, de nuestra raza. De todo tiempo, nuestros músicos juglares tuvieron el prurito de demostrar su habilidad en el manejo del difícil instrumento, llenando las melodías de adornos y ´retruécanos´ de todo género, como puntillos dobles y sencillos, fusas y semifusas, pequeños contratiempos de detalle, etc. Muy poca gente se ha fijado en las enormes dificultades de tocar el txistu. El silbo no tiene más que tres agujeros, dos delante y uno detrás. El tamborilero no dispone ni de una sola llave y , sin embargo, abarca las dos mismas octavas que la flauta y hace los mismos exactos equilibrios de agilidad y rapidez que el instrumento dotado de todos los posibles elementos de ejecución fácil. Tapando tales o cuales agujeros hace el txistulari todos los bemoles, sostenidos, cromatismos... ¡Es realmente admirable!». (Fuente: F. Gascue - año 1917)
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