Vista de la granja de Román Knörr, en el Camino de Ali
«Dicen los Knörr que a muchos de ellos -y son más de 500- les pirra la cerveza. Pero no cualquiera: la pilsner, de fermentación baja, color dorado claro y que deja en el paladar notas de lúpulo amargo. Normal. En esta refrescante rubia reside el origen de una conocida familia alavesa que tiene miembros repartidos por la geografía vasca, la española, la alemana y hasta la canadiense. Llevan en el ADN el tesón de Roman Knörr (Ulm, Baden, 1863) fundador de una saga de emprendedores. Ese espíritu está también presente en una sociedad alavesa que pasó en 75 años de lo rural a lo industrial. Los biógrafos de esta gran familia que acaba de estrenar su séptima generación cuentan que el tatarabuelo badenés, que era maestro cervecero, trabajaba en 1886 en la construcción del edificio de La Azucarera, cuando conoció a Mariano Ortiz de Urbina, un indiano retornado de Argentina que fabricaba gaseosas». (Fuente: Rosa Cancho)
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