En 1902 sustituyó a Becerro de Bengoa como cronista honorario de Vitoria
«Hombre versadísimo en muchos y muy complejos asuntos, de gran ilustración y rara cultura. El municipio vitoriano ha tenido en cuenta estas dotes al nombrarle cronista honorario de la ciudad, como recompensa a sus desvelos en el cultivo de las artes liberales, y a los muchos notabilísimos trabajos que, consagrados por entero a cosas de aquí, ha dado a la estampa en estos últimos años, demostrando en todos su amor probado al terruño nativo, al que viene dedicando con preferencia los mejores frutos de su inspiración y de sus entusiasmos. Periodista de los de la buena cepa, y sin sentir desfallecimientos, la prensa vitoriana apenas si deja día de publicar trabajos suyos, y es, además, corresponsal postal y telegráfico de periódicos importantes. Se debe citar las mejoras y reformas que Vitoria ha conseguido gracias a sus esfuerzos, a sus influencias y a sus conocimientos». (Fuente: Ángel Eguileta - año 1902)
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