Hacia el año 1957 - (Autor: Vicente López) - (Fuente: ATHA)
Un auténtico vergel, repleto de rincones sentimentales
«Ya de niños comenzamos a amar La Florida, cuando gustábamos jugar con los cisnes que en el estanque se zambullían o paseaban con la majestuosidad de tan aristocráticas aves. Nuestras voces cantarinas rompían a reír, alborozados, cuando les veíamos sus níveos y elegantes cuellos sumergir en las azulinas aguas, en busca de las migajas que les habíamos arrojado. En la adolescencia, ya transformados nuestros gustos, correteamos bullangueros, adentrándonos en los floridos jardines, a la caza de la exótica florecillla, de la hoja extraña o de la mariposuela áurea. Después, ya jóvenes, buscamos el mutismo de su seno de rosas y aromas para confidente de nuestra primera aventurilla amorosa... Y buscamos su ayuda, la de La Florida, para enamorar a la joven de nuestros desvelos, pues mientras a su oído murmurábamos palabras cariñosas, arriba en las ramas gorjeaba el ruiseñor con su flauta de oro». (Fuente: Fernando Vadillo - año 1946)
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